05 enero 2011

Quizá llegas tarde...

Furioso y fuera de toda razón vagaste esa oscura noche por las calles carentes de almas que os habían visto juntos hacía ya demasiado tiempo para tu depravada conciencia, pensabas cómo podrías zanjar ese problema de una vez, y quizá lo pensaste poco...

Las botellas se convirtieron en tus únicos testigos del dolor que te inflingió esa desalmada, con su portal cómo escenario principal en tu vida mientras creías ya poder enfrentarte de una vez por todas a ella, pero quizá estuviste equivocado...

Armado de tu falso valor aguantaste la puerta tras ese vecino del cuarto que tan mal te caía, esperaste tres minutos respirando un aire que se estaba empezando a corromper en tu aura y subiste los dos pisos que os separaban con varias zancadas.
Usaste la llave que aún conservaste sin que ella lo supiera y te colaste con sigilo en el piso. Todo estaba a oscuras, cruzaste el pasillo con el hígado en la boca y encendiste la luz de esa habitación que antes compartíais bajo su sorpresa, quizá deberías haberlo planeado mejor...

Se despertó con un grito seco de golpe, no esperaba volver a ver ese hombre nunca más, pero debías recordarle lo que la amaste y lo que habías hecho por una mujer cuyas heridas y cortes no decían lo mismo. Pensaste que si no era ella no sería nadie y lo aplicaste al pie de la letra, usaste tus propias manos para ahogarla y acabar con todo, no era tan difícil... Solo faltaba deshacerse del cadáver, agarra esa larga manta que tan poco te gustaba y la cinta americana y acaba la faena, quizá deberías haberlo pensado dos veces...

Entre golpes de vecinos se te heló el corazón, creías haber actuado sin ningún ruido extraño. Pero qué más da, solo has devuelto todo el daño que ella te hizo a ti, ¿verdad?. Coge el cuchillo carnicero y acaba con tu angustia con el suicidio, quizá deberías haberlo hecho antes de quitarle la vida...

Dio la vida por ti sin pedirte nada a cambio y tú solo supiste convertir tu musa en una mujer que solo buscaba ya muerte, y hasta eso le ahorraste. Pero... no... eras un cobarde antes y lo vas a seguir siendo con ese filo en tu cuello que no vas a mover, te entregarás cómo tal y vivirás encerrado cómo tal, pero quizá llegas tarde para sufrir tu condena...

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