12 septiembre 2011

10.to Esther...

De la morada cajita de música sonó
una arcaica melodía que heló mi corazón.
Ocultos cantan los suspiros de mi amada,
encerrados en los acordes que sonaban.

Entre las rocosas paredes de mi pasión
quedé atrapado por la más oscura sensación.
Desde el otro mundo recibo una dulce estocada,
respiro en el ambiente por una noche su alma.

Ni en los ardores del atardecer
ni en los despertares de la mañana
podré olvidar tu forma de querer.

Aun si la negra noche es iluminada
o apagado del sol su brillante nacer
no podría desviar mi mente de vuestra llamada...

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